miércoles, 27 de mayo de 2015

Tecnorrealismo






  1. Las tecnologías no son neutrales



Un gran malentendido de nuestro tiempo es la idea de que las tecnologías están completamente libres de intencionalidad y consecuencias. Eso puede ser porque al ser artefactos inanimados se cree que no pueden crear cierto tipo de conductas. De hecho, las tecnologías están cargadas de intenciones sociales y políticas, a veces creadas a posta y otras veces inconscientemente. Cada herramienta proporciona a su usuario una manera específica de ver el mundo y de interactuar con otras personas. Es importante para todos el considerar los prejuicios, tendencias e intenciones depositadas en las distintas tecnologías y encontrar aquellas que reflejen nuestros valores y aspiraciones.



  1. Internet es una revolución, pero no una utopía



La Red es una extraordinaria herramienta de comunicaciones que porporciona una gran cantidad de nuevas oportunidades para las personas, comunidades, empresas y el gobierno. Conforme el ciberespacio crece en número de usuarios, más se asemeja a la sociedad real con toda su complejidad. Por cada aspecto positivo de la red existen también dimensiones maliciosas, perversas o más bien ordinarias.



  1. Los gobiernos juegan un papel importante en el mundo electrónico



Contrariamente a lo que muchos claman, el ciberespacio no es un lugar con leyes separadas de la vida real. Mientras que los gobiernos deben respetar las reglas que se han creado en la red y no asfixiar este mundo con regulaciones ineficaces o censura, es de tontos decir que lo "público" no tiene autoridad sobre lo que un ciudadano o una empresa fraudulenta puedan hacer en Internet. Como representantes del pueblo y guardianes de los valores democráticos, los Estados tiene el derecho y la responsabilidad de ayudar a integrar el ciberespacio en la sociedad.



Los estándares tecnológicos y los asuntos privados, por ejemplo, son demasiado importantes como para ser delegados al mercado. Las empresas fabricantes de programas de ordenador tienen muy poco interés en que perduren los estándares y tecnologías abiertas, que son esenciales para el funcionamiento de una red interactiva. Los mercados promueven la innovación, pero esta actividad no repercute obligatoriamente en el interés público.



  1. La información no es conocimiento



Alrededor nuestro la información se mueve muy rápido, cada vez es más barata de adquirir y los beneficios son evidentes. Se dice que la proliferación de tanta información es un reto que requiere de nuevas formas de disciplina y escepticismo por nuestra parte. No debemos confundir la emoción de adquirir información o distribuirla con la tarea, más pesada y ardua, de convertir esa información en conocimiento y sabiduría. A pesar de lo que ha avanzado la informática, no debemos utilizarla como un substituto de nuestros niveles de conocimiento, percepción, razonamiento y juicio.



  1. Preparar los colegios para la tecnología no es su salvación



Los problemas de los colegios públicos americanos (presupuestos disparatados, fama social, masificación de las aulas, infraestructura decadente, falta de normas básicas) no tienen nada que ver con la tecnología. Consecuentemente, ningún tipo de tecnología llevará a estos a la revolución educativa profetizada por Bill Clinton y otros. El arte de enseñar no se puede sustituir por ordenadores, Internet o la educación a distancia. Estas herramientas pueden, por supuesto, alimentar una experiencia educacional de alta calidad, pero confiar en ellas como la panacea podría ser un fallo bastante costoso.



  1. La información quiere ser protegida



Es cierto que Internet y otros inventos recientes están cuestionando nuestras leyes de copyright y las defensas para proteger la propiedad intelectual. La respuesta no pasa por desechar los actuales estatutos y normas. En vez de eso, debemos actualizar viejas leyes e interpretaciones para que la información reciba la misma protección que en los medios de comunicación tradicionales. El objetivo es el mismo: dar a los autores el suficiente control sobre su trabajo para que tengan un incentivo para crear y que se mantenga el derecho del público de hacer un uso justo de esa información. De ninguna forma la información "quiere ser libre", ha de ser protegida.



  1. Las ondas transmisoras de información son de dominio público. El público se debería beneficiar de su uso



El espacio aéreo digital para poder emitir al que tienen acceso las empresas de comunicación pone de manifiesto el mal uso de los recursos públicos en el campo de la tecnología. La ciudadanía se debería beneficiar del uso de frecuencias de emisión públicas y debería poseer una parte del espectro de frecuencias para fines educativos, culturales y de acceso público. Deberíamos demandar más uso privado de la propiedad pública.



  1. Comprender la tecnología debería ser una parte importante para la formación del ciudadano global



En un mundo regido por el flujo de información, las formas que esta adopta y sus códigos que la hacen visible se están convirtiendo en fuerzas sociales muy poderosas. Comprender estas fuerzas y sus limitaciones y participar en la creación de nuevas herramientas, debería ser una parte importante de un ciudadano involucrado. Estas herramientas afectan nuestras vidas tanto como las leyes y deberíamos someterlas a un escrutinio democrático.







Reflexión.



Con los cambios que se producen a diario en las comunicaciones e informática, continuamente nos preguntamos si este progreso de la tecnología es bueno o malo; la respuesta es que ambas cosas, ya que nos proporcionan una vida más cómoda y con mejor calidad de vida, pero por otro lado, nos amenaza la cohesión de nuestras comunidades.



Mediante el tecnorrealismo se pretende estimular el pensamiento crítico y desmitificar la tecnología, viendo en qué puede ayudar o entorpecer a la gente; ya que muchas personas dependen mucho de estos avances tecnológicos. Podemos utilizar la tecnología, pero sin sustituir nuestras habilidades y capacidades cognitivas y sociales que tenemos con nosotros.  Por ello surge un nuevo pensamiento que es el tecnorrealismo para evitar este problema y manera de ver la tecnología, y se basa en 8 principios, los cuales nos dicen:



1.      Las tecnologías no son neutrales, todas las herramientas e información vienen acompañadas de intereses, valores, etc. Muchos pensamos que como el internet por ejemplo, no es una persona, no puede influirnos en nuestra conducta, cuándo esta nos influye en el modo de ver la vida, o de interactuar con el medio. Debemos ser conscientes de que tenemos que tener cuidado con lo que utilizamos, utilizar lo que se complemente con nuestra vida, valores y manera de pensar la vida y no dejar que nos influya.



2.      La tecnología es una revolución, no una utopía. Nos proporciona bastante información ya que toda la comunidad puede estar implicada como en la sociedad real, pero hay que tener cuidado ya que muchas cosas pueden ser cambiadas como por ejemplo, el modo de interpretarlo, falsos perfiles o falsas teorías e ideas.



3.      La información mediante la tecnología se mueve muy rápido y podemos obtener diversos tipos de información que nos sirva de gran ayuda, pero no podemos dejar de lado otros aspectos de nuestra vida o habilidades a la hora de coger la información y quedárnosla, como por ejemplo, razonamiento, juicio, etc... Ya que la información que nos proponen no tiene que ser siempre propiamente lo que nosotros pensamos, debemos de razonar críticamente también sobre lo que se nos da.



4.      En la educación actual cada día podemos ver más tecnología: ordenadores, tablets, pizarras eléctricas, educación a distancia, etc. No podemos sustituir la enseñanza en su totalidad por la tecnología. Nos puede servir como experiencia o método de apoyo de trabajo para ciertas actividades pero no sustituir nuestra enseñanza mediante técnicas de lectura, orales o escritas, ya que son muy importantes y necesarias para nuestro día a día y no podemos dejarlas de lado.



5.      Internet debe usarse de manera justa la información, los autores de dicha información deben de tener el control suficiente de ésta. Decidir si dicha información es de uso público o privado, si puede ser utilizada, etc.



6.      Existe un mal uso de los recursos públicos en el campo de la tecnología. Los ciudadanos deberían beneficiarse del uso de su propia información para fines culturales, públicos o educativos.



7.      En general, debemos comprender la tecnología para su buen uso y que se complemente de manera correcta con nuestra vida “real” y diaria. Conocer sus limitaciones y cómo usarlas de manera que nos ayuden en la vida y no nos afecten.

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